Hoy vamos a hablar sobre no entregar tu felicidad a las circunstancias y cómo amarte un poco más independientemente de lo que suceda. Todos los días tenemos razones para entristecernos o para andar frustrados: No encontramos las llaves, el trafico está saturado, o quizás alguien nos ofendió. Lo que nos debió tomar una hora, termina tomándonos cuatro horas, al final es como que siempre hay algo que amarga nuestro día, ¿no es cierto?.
Si quieres vivir sintiéndote un triunfador, si quieres amarte más y conservar tu energía, debes tener la actitud correcta hacia la vida. Hay un dicho que dice: “La vida es 10% lo que te sucede, y 90% cómo respondes a lo que te sucede”. Algunas personas se frustran porque tratan de controlar ese 10%, no serán felices a menos que todo sea como quieren, todos le traten bien, y que funcionen todos sus planes. Esa no es la actitud correcta.
No puedes controlar el trafico, lo que haga tu vecino, o la manera en que te trata tu jefe. Todo lo que puedes controlar, es tu propia respuesta, allí es donde yace el poder, no en intentar controlar a todo el mundo y a todas las cosas. Se puede escuchar a la gente decir: “Sería feliz si mi pareja me tratara mejor”, “Estaría contento si mi jefe se mudara a otro planeta”, “Sería más feliz si no tuviera que estar en cola con mi coche cada día para ir al trabajo”. Estas personas están permitiendo que lo que no pueden controlar amarguen sus vidas.

La claves está en decidirlo antes de tiempo. Después, cuando los acontecimientos del día ocurran, que tengas que esperar en cola y llegues tarde al trabajo, que tus hijos no te obedezcan o no hagan sus deberes, que tu esposa esté de mal humor, o cuando tus planes no resulten, no pasará nada. Ya decidiste que Dios creó este día y lo vivirás felizmente. Pero no puedes esperar hasta estar en el calor de la batalla, decide antes de tiempo y cuando las cosas estén en tu contra, estarás preparado. Tu mente habrá decidido.
Con demasiada frecuencia pensamos: “Dios, si tan solo cambiaras a estas personas, entonces sería feliz”. Y la realidad, es que podríamos coger a alguien con la actitud correcta y ponerlo en la misma situación que ésta persona, y no se frustraría ni se estresaría, estaría en paz disfrutando de la vida. ¿Por qué? porque si ésta persona cree en un ser superior como yo lo hago, sabe que Dios tiene el control, que está dirigiendo sus pasos y que todas las cosas ocurren para su bien. Ésta persona ya tomo la decisión de que sin importar lo que le espere, vivirá su vida felizmente.
Si haces este simple ajuste, entonces lo que te frustra ahora, ya no tendrá que frustrarte nunca. Tienes el poder de ser feliz justo donde estás, esto es lo que Jesús dijo en las sagradas escrituras en Juan 16: “Ningún hombre puede robarles su alegría”. Esto significa que otras personas no pueden provocarte tristeza. Ninguna circunstancia puede imponerte tristeza. Tienes completo control sobre tu felicidad.

Si alguien es grosero contigo, lo que realmente trata de hacer es robarte la alegría, si alguien te ignora o te excluye para una actividad, está tratando de robarte la alegría. Aquí tienes 2 opciones, puedes dársela y andar por ahí molesto, frustrado y ofendido, o puedes tomar una mejor decisión y decir: “No gracias, necesito mi alegría”, “No me voy a frustrar porque fuiste grosero, o no me sentiré ofendido porque no me hablaste, ya tomé una decisión en mi mente y viviré este día felizmente, te daré piedad o el beneficio de la duda, pero lo que no te voy a dar es mi alegría”.
En una ocasión, un hombre estuvo buscando aparcamiento por mucho tiempo en frente de un supermercado, entonces una pareja salió en busca de su coche, lo tenían aparcado justo en frente de las puertas, el hombre que buscaba aparcamiento se puso contento y se dirigió a aparcar cuando la pareja se fue, pero justo antes de meter su coche vino otro y aparcó rápidamente en su lugar. Con todo el tiempo que llevaba esperando por un aparcamiento, el hombre decidió lo que te sugiero hoy. Pudo haberles gritado y sacar toda su frustración insultándoles y pitándoles desquitándose con ellos, pero en cambió decidió dejarles ese lugar y no entregarles su alegría, decidió no frustrarse.
Cuando estás tentado a frustrarte, cuando alguien se porta mal contigo, tienes que preguntarte: “¿Vale la pena entregar mi alegría por esto?”, “Ya hicieron esto contra mí, ahora voy a empeorarlo permitiéndoles que amarguen todo mi día?”.
Algunas personas se preguntan por qué no son felices, y es porque entregaron su alegría cuando por ejemplo no encontraban las llaves de su coche, o cuando tuvieron que hacer horas extra en el trabajo, entregaron su alegría cuando descubrieron que alguien hablaba mal de ellos a sus espaldas. No son sus circunstancias las que les impiden ser felices, es el hecho de que siguen entregando su alegría.
La vida es demasiado corta como para permitir que esas interrupciones e irritaciones eviten que seamos felices, jamás podremos alejarnos de ellas, no desaparecerán como por arte de magia, son parte de la vida. Cuando aprendes el principio de no tener que entregar tu alegría, es muy liberador.
Haz un inventario de tu vida, ¿Qué estas permitiendo que te frustre?, ¿qué está ocasionando que te estreses?. Identifica qué es, y luego toma la decisión de cambiar tu actitud. Muchas veces es algo pequeño a lo que estamos dando importancia, ¿realmente vale la pena perder tu alegría porque no puedes encontrar unas llaves, o porque tu pareja no fue a comprarte el libro que querías?.
Espero realmente que este artículo te haya inspirado y servido de ayuda, déjame un comentario acerca de lo que aprendiste de ésta lectura y lo que harás de ahora en adelante para mejorar tu alegría y la relación contigo mismo/a.
Un abrazo,
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