domingo, 8 de enero de 2017
¿Cómo puedo evitar una recaída tras un largo periodo sin fumar?
La recaída en el consumo de tabaco tras un tiempo sin fumar es algo habitual. El período más crítico suele ser los seis primeros meses de abstinencia. A partir de ahí el riesgo tiende a disminuir y a estabilizarse a partir del año, siendo significativamente menor entre el tercer y el quinto año.
¿SABES POR QUÉ TE PUEDE PASAR?
Hay determinadas situaciones que pueden incrementar tu tentación por fumar. Aunque estas no son iguales para todo el mundo, aquí te presento algunas de las más frecuentes
Situaciones estresantes de carácter negativo (muerte de un ser querido, enfermedad grave, divorcio, presiones y dificultades en el trabajo, etc.).
Acontecimientos sociales importantes (fiestas, bodas, etc.).
Situaciones de tensión o nerviosismo como una discusión con un familiar o con la pareja.
Aburrimiento.
ESTO ES LO QUE PUEDES HACER:
Evita las situaciones de riesgo, especialmente durante las primeras semanas tras el abandono. Una situación de riesgo es aquella que está muy asociada al consumo de tabaco y en la que tu autocontrol puede disminuir y dar paso a cierta impulsividad por fumar.
Imagínate en esas situaciones de riesgo. Muchas veces no las podrás evitar, por eso es importante que te prepares de antemano. Piensa cuál sería tu reacción e imagina qué podrías hacer para no fumar. Realiza este ejercicio para cada situación de riesgo que se te ocurra.
Identifica los síntomas o señales de alerta de una recaída. Muchas veces, antes de vuelvas al consumo, se producen determinados síntomas. Si eres capaz de identificarlos, podrás prevenirla. Estos son algunos:
Aparición de pensamientos repetitivos con respecto al consumo. Pueden aparecer en forma de ideas relativas al uso del tabaco, sueños o deseo de volver a fumar, etc.
Actitud de desafío con respecto al plan de recuperación. Se manifiestan críticas hacia el tratamiento, terapeuta o institución asistencial.
Sentimientos de frustración e impaciencia porque el deseo y la necesidad de fumar no desaparece tan rápido como quisieras.
Irritabilidad sin causa aparente, principalmente dirigida a las personas que han ayudado y animado durante el proceso de abandono.
Obsesión con la imagen o consecuencias derivadas del tratamiento. Dietas excesivas, preocupación acerca del peso, etc.
Sentimientos de depresión y ansiedad flotantes. Estados emocionales negativos que no necesariamente se relacionan con una situación externa.
Discusiones frecuentes en el hogar y familia.
Insomnio, intranquilidad y dificultad para descansar.
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